Zarpado en clickbait el título porque no sé, lo que sí sé es de donde salen las mías.

¡Hola! Bienvenidx a “¿Por qué? No hay por qué”, un newsletter sobre diseño de juegos donde no siempre escribo sobre diseño de juegos.

Me costó encontrar el tema para la edición de hoy, por que encontrar ideas es difícil (al menos ideas potables). Y después desarrollarlas ni te cuento, es un proceso arduo que habrás atravesado más de una vez. Desde el “¿Qué comemos?” diario hasta “Tengo que resolver esto para mañana si o si y no sé ni por donde arrancar”.

Bueno yastá, hablemos de eso.


¿Qué comemos?

Odio esa pregunta. Me atormenta durante todo el día, es una tarea menor pero que requiere esfuerzo mental, igual que cuando tenía 10 años y no había hecho la tarea. Y lo más desesperante porque no importa cuantas veces lo resolvamos ahí va a estar mañana de nuevo desde temprano para atosigarnos.

Igualito

Pero a mi no me alcanza con eso, una sola piedra es para aficionados, yo voy con varias:

  • Diariamente busco algo nuevo para postear en Instagram,
  • Cada 2 semanas tengo que pensar tema para este newsletter,
  • Una vez al mes me pongo a crear un nuevo personaje para el torneo online,
  • Cumplidos 3 meses necesito idear y producir una nueva publicidad para mis juegos
  • Y todavía no puedo decir que sea rutina, pero ahí vamos porque cada año, con suerte, tendré que idear y desarrollar un nuevo juego.

Vos también debes tener varias piedras a la vez. Y el acto de levantar cada una empieza con una idea.

¿Y de dónde salen esas ideas?

La pregunta “¿Qué comemos?” suele responderse a partir de 3 cosas: lo que ya hay en la casa, algo que te cruzaste en el super o una receta que repetís semanalmente. El común denominador de los 3 casos es que la idea no aparece de la nada, viene de un estímulo externo o de un acto casi reflejo. Ahí tenemos la primera pista, necesitamos información externa de algún tipo porque una idea no nace en el vacío.

Pero con una idea no alcanza, tiene que ser ejecutable. Si partimos de lo que hay en la casa para cocinar, se tienen que cumplir algunos requisitos mínimos para que el producto final no sea una aberración incomible.

Si sabés quien es aferrate a la vida, no te queda mucha.

Tenemos queso, alfajores y pan. ¿Qué nos dice, instantáneamente, que el pan va con el queso y no con los alfajores? ¿Qué los convierte en viables como idea de cena? Probablemente no sea información que leímos en un libro o nos contaron, es pura experiencia. Probaste las 3 cosas por separado y en distintas combinaciones miles de veces y reconocés a cada una, no tenés que pensar para saber que va con qué. La experiencia pasada en eventos similares ofrece las primeras pautas de ejecución y confirma que la idea es posible.

Ok ¿Pero cómo?

Haciendo. Embarcandonos en la ejecución.

Nada se crea de la nada, todo es resultado de alguna combinación de información existente y experiencia propia. El mito de la página en blanco se rompe escribiendo, el problema al que no le encontramos solución se arregla probando, o haciendo otra cosa, pero siempre en acción.

  • Cada vez que tengo que postear algo en Instagram abro el app y busco entre las fotos que saqué recientemente, reviso en mi memoria alguna curiosidad sobre los últimos días o simplemente veo que tengo a mi alrededor.
  • Antes de escribir este newsletter chequeo en mis notas que cosas me llamaron la atención en la semana o trato de recordar en qué estuve pensando mientras lijaba y cortaba.
  • Cuando toca crear un personaje para el torneo me siento a dibujar (sin siquiera pensar) o agarro piecitas de Sendas viejas y pruebo formas al azar.
  • etc para todo.

Como al buscar qué cenamos hoy revisamos lo que hay en la alacena, para cualquier actividad que requiera un mínimo de creatividad (casi todas) la solución suele ser la misma: primero ver que tenemos y segundo buscar combinaciones.

Ambos pasos tienen un “pre-paso” de acción. Para ver que tenemos primero hay que tener algo (información, experiencias): leer un libro o tweet, ver una peli o al gato, escuchar música o al vecino. Para saber combinar hay que haber probado antes y para eso no hay nada mejor que el random, probar sin pensar para ver que pasa es el arma secreta. Sin ese paso repetido hasta el cansancio no vamos a poder, mas tarde, probar pensando y calculando.

El truco final

Mientras buscamos la idea es clave tener en cuenta que ésta no es la única idea, o la definitivia, es solo una más. Una piecita chiquitita (no es importante siquiera la calidad de la idea) que debería tener como principal objetivo el mantenernos en movimiento, ya va a venir una próxima oportunidad a la que vamos a llegar con más información y experiencia.

Y así para siempre hasta que un día aparece una idea que no buscabas, de casualidad mientras tomás mate mirando al vacío, y la agarras al vuelo porque venís entrenadx en mantener las cosas en movimiento.

A mi me sirve así, ¿A vos qué te funciona?

¡Gracias por leer!